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Por Cecilia Sáenz
Desde el inicio de esta administración federal se apostó por una reforma energética cuando los precios del barril de petróleo rondaban los 100 dólares; hoy esa cotización apenas si llega a los 20 dólares, lo que cambia radicalmente los planes del gobierno de Enrique Peña Nieto, para lo cual parece no tener plan de contingencia.
Si a eso le agregamos que Arabia Saudita, el mayor exportador de crudo del mundo está considerando vender una fracción de su petrolera estatal, Aramco, que controla más de una décima parte del mercado global, todo hace sospechar que el fin de la era del petróleo ha llegado.
Motores que funcionan con agua o con electricidad, la cada vez más accesible producción de electricidad doméstica a través de paneles solares, y que el precio de venta del barril de petróleo ya es igual a su costo de producción, son las señales claras de que la humanidad transita hacia una nueva era.
Pero, ¿qué pasa con México que le apostó todo a una reforma energética para que los capitales privados invirtieran más en el país y fueran ellos los que detonaran la economía nacional?
De acuerdo con analistas, es evidente que las autoridades mexicanas no estaban preparadas para la caída tan drástica de los precios del petróleo y aunque en estos momentos tienen una cobertura petrolera, ésta solo protegerá las finanzas mexicanas hasta el término del año 2016, y para el siguiente todo es incierto.
La crisis que se avecina será grave desde cualquier punto de vista, en un país que no cuenta con suficientes refinerías y depende del mercado extranjero para abastecerse de combustible, y con una devaluación de su moneda alarmante que ya tocó los 19 pesos por dólar.
El fin de la era del petróleo ha llegado, así lo califican los expertos cuando sospechosamente Arabia Saudita considera vender la joya de su reino, la petrolera Aramco, la cual podría competir con Apple como la compañía pública más grande del mundo. La producción de petróleo de la firma es el doble de la de su más próximo rival y significa más del 10 por ciento de toda la producción mundial.
La caída en los precios del crudo a mínimos que no se habían visto en 12 años en los pasados 18 meses ha apretado a los productores de petróleo incluyendo a Arabia Saudita, que ha tomado medidas para frenar el gasto público; el objetivo: reducir la dependencia al petróleo del país.
“Éste es un cambio de época en la industria del petróleo”, dijo Bob McNally, oficial senior de petróleo de la Casa Blanca y fundador de la consultora The Rapidan Group. “Arabia Saudita está preparándose para montar la montaña rusa del precio del petróleo, no para controlarla”.
Aramco bombea todo el crudo de petróleo de Arabia Saudita, con una producción de 10.25 millones de barriles al día en diciembre. Entre las compañías que figuran está la rusa Rosneft, que produce más de 5 millones de barriles al día, mientras que Exxon Mobil bombea 4 millones de barriles.
Exxon, la compañía pública de petróleo más grande, tiene reservas de gas y petróleo equivalentes a aproximadamente 25 mil millones de barriles, esto al final del 2014, mientras Rosneft tiene aproximadamente 40 mil millones.
Las reservas de petróleo de Arabia Saudita son de 267 mil millones, de acuerdo a datos de BP.
Para México el panorama se vislumbra gris, en un país que depende altamente de los hidrocarburos y los costos de la electricidad son muy altos; las tecnologías para producir energías limpias ya son más accesibles, pero siguen siendo caras para la mayoría de la población.
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